¿Exigir o explorar? Descubre la fórmula que te brinda más opciones

Un día, preocupada por los retos del trabajo y la falta de avance, decidí explorar por medio de la herramienta de Escritura Automática, las opciones que tenía para moverme más rápido y lograr los resultados que tenía en mente.

¿Cuál fue mi sorpresa? Al interactuar con la herramienta, descubrí mi nivel de autoexigencia.

Durante los cinco minutos que le dediqué a la herramienta para entender cuáles eran mis desafíos y cuáles podrían ser mis respuestas, encontré palabras como: “debo”, “tengo que”, “me comprometo con”, “me obligo a”, y así sucesivamente. Fue ahí donde la conciencia empezó a develarme la forma a la que respondo a los retos que enfrento. 

Pude observar, que opero como muchos líderes lo hacen, desde la exigencia (control, presión, miedo a fallar, estrés, ansiedad) en lugar de trabajar desde la exploración (curiosidad, apertura, expansión, búsqueda de posibilidades).

Este contraste puede brindarte conciencia, porque pone sobre la mesa una forma diferente de lograr resultados, una que no agota, drena, desgasta, irrita, bloquea; y generar otra que posibilita, crea, brinda inspiración, recursos y una mente clara para decidir.

Te doy la bienvenida a este espacio de reflexión y acción. Una idea, una palabra, un pensamiento, un nuevo entendimiento o una perspectiva te llevarán a hacer algo diferente (#HAD). 

Hablemos de la exigencia, ese patrón automático de respuesta que tenemos incorporado… ¿Desde cuándo, desde siempre? Nos pone en un estado reactivo, limitado y muchas veces defensivo…

Cuando te descubras diciendo:

"Tengo que resolver esto ya..." "No puedo fallar..." "Debo estar a la altura..." "No hay margen de error..." "Lo resuelvo ahora mismo..." "No me muevo de aquí hasta que quede..."

Y sí, claro que logras lo que tenías programado, pero el costo es alto: mente saturada, decisiones forzadas, relaciones tensas… y una sensación constante de no ser o hacer suficiente.

Una estrategia para saber desde dónde operas, es descubrir las pistas que tu cuerpo ofrece; problemas de sueño, cansancio excesivo, mente fatigada, dolor de espalda, cuello, problemas de digestión, ansiedad, nerviosismo, irritación, frustración, una sensación de insatisfacción… Cualquiera de esas señales es una muestra de que estás trabajando desde la autoexigencia

Eso no es liderazgo estratégico. Eso es modo supervivencia de alto nivel.

¿Qué sucedería si probaras dejar la exigencia y decidieras explorar posibilidades? Solo necesitas detener tu forma de operar, respirar y darte un espacio para explorar ideas, posibles soluciones, analizar implicaciones y ganancias y ver lo que requieres para poner una solución en marcha.

Este es un ejercicio que se me apetece hacerlo con el equipo de trabajo, liderando la creatividad y la capacidad de aprovechar el talento, experiencia y la perspectiva de otros.

La exploración te abre espacios para nuevas soluciones, mejores decisiones y bienestar duradero, la exigencia te cierra a un camino donde la presión y el temor están presentes.

La exploración te abre, te expande.

La exigencia te aprieta. Tú decides....

Cuando dejas de operar desde el “debo” y empiezas a preguntarte “¿qué más es posible?”, aparece la claridad. El foco real. Las soluciones que antes no veías porque estabas demasiado ocupado presionándote a ti mismo.

¿Y si esta semana cambiaras una sola pregunta?

En vez de decir: “¿cómo cumplo con todo?”, te preguntas: “¿qué es lo más inteligente que podría hacer con mi tiempo y energía?”

A veces, el gran cambio no está en hacer más, sino en revisarte para ver desde dónde estás haciendo.

Recuerda, puedes conseguir mejores resultados si operas desde la exploración, buscando nuevas soluciones, mejores decisiones y bienestar duradero.

¿Tú desde dónde decides operar?

¿Quieres saber más de la forma en que puedes lograr éxito, eliminando los efectos que tiene operar desde la exigencia?

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